fbpx

Una forma de disfrutar guiada por la memoria

1
De abuelas a nietas nietos

San Román

Impres
cindi
bles

La belleza de Okondogoiena o San Román está en su mirada puesta en las alturas, en la vegetación desbordante desde la que otea el valle de Okondo, en sus caseríos agrupados en pequeños núcleos aquí y allá, bajando y subiendo la ladera, al lado del río y algo escondidos entre curvas que insinúan lugares mágicos.

Las ericeras o cortinas en las que se almacenaban las castañas en invierno, poblaban estos montes, que siempre fueron muy castañeros. Hoy apenas quedan vestigios de ellas, pero se ha realizado una réplica en el pueblo para no peder del todo su memoria.

* Fotografía principal de Xabier Ramos

Pueblos de Álava, de abuelas a nietas y nietos. Okondo

La iglesia

Como la antesala de lo que vas a descubrir al llegar, la parroquia de San Román recibe con la grandeza de su altura sobre la cima del monte. En torno a ella la vieja escuela hoy convertida en casa de cultura, antiguos caseríos y alguna que otra casa nueva. A pocos metros está el cementerio, silencioso y lleno de armonía.

La iglesia fue construida en el siglo XVIII, y desde 1997 declarada zona de presunción arqueológica en el área intramuros del edificio y en los 15 metros alrededor del mismo. Se levantó tras derribar la antigua construcción.

Entre sus pequeños tesoros se encuentra una custodia mexicana realizada en 1777 y enviada por don Francisco Antonio de Alday.

El Valle de Oquendo contaba en aquel siglo con muchos hijos emigrados a la Nueva España que nunca olvidaron la tierra en la que habían nacido. Sus remesas sirvieron para levantar iglesias y poner en marcha escuelas pías como la de San Román, dedicadas a la educación de niños y jóvenes, siempre varones y preferentemente pobres.

La nueva España

De San Román salió un joven José Ignacio Aldama antes de mediados del siglo XVIII. Aquel muchacho que no alcanzaba los quince años se convertiría, en la Nueva España, en padre de uno de los insurgentes mexicanos que en 1810 se revelaron contra la Corona española.

Un joven Sauto dejó su San Román natal con apenas trece años para convertirse en el gran señor dueño de uno de los obrajes más importantes de aquella tierra mexicana. Fueron muchos los oquendanos que cruzaron hasta el otro mundo para encontrar fortunas nuevas y contribuir con sus caudales a mejorar la vida del valle.

Otro hijo del pueblo, Bernardo Abasolo, realizó el mismo viaje que Aldama por aquellas fechas y con edades similares. Salió del barrio de Otaola y nunca olvidó su hogar, donde escribía amarteladas cartas y, como el resto, enviaba remesas con las que paliar la precaria situación del caserío familiar. Su hijo Mariano Abasolo se uniría a los insurgentes.

Junto a ellos, Domingo Narciso de Allende, originario de Gordexola, se instaló en San Miguel el Grande, México. Su hijo, Ignacio de Allende, fue el primer instigador de la Independencia Nacional de México.

El 26 de junio de 1811, en la villa de Chihuahua, Ignacio de Allende murió fusilado por las fuerzas militares realistas junto a su amigo de toda la vida, Juan de Aldama.

La historia de sus vidas y de las vidas de quienes poblaban Okondo y Gordexola aquel siglo se recrean en la novela Manuela, en la que tambíen se reproduce la construcción de la actual iglesia de Nuestra Señora, anteriormente ubicada en Unza, y que se pudo realizar gracias a la herencia recibida por un oquendano, Ibarrola, afincado en la Nueva España.

La escuela

Lo que se conoce como la escuela fue una donación que, como tantas otras, llegó desde la Nueva España. Su actual construcción se llevaría a cabo alrededor de los años 30 del siglo pasado. Antes las clases se impartían en la casa de la iglesia.

Los más longevos del lugar cuentan que el cura no les dejaba jugar en la delantera de la escuela porque la iglesia estaba enfrente y en la iglesia estaba el sagrario, “al que había que respetar”.
Aquí se juntaban niños y niñas de todas las edades, separados por sexos con la ayuda de un barrote. Llegaban a diario de todos los caseríos de San Román, pero también de Garate y otros caseríos del cercano pueblo de Llodio,. Iban a casa a comer y volvían por la tarde.
Iñaki Unzaga cuenta que subía a Ganekogorta a ordeñar las ovejas antes de la escuela. “Para las 9 de la mañana ya estaba en la puerta, y después, por la tarde, también tocaba ayudar, en Zaldu o donde fuera”. Si tenían bici en bici, y si no la tenían pues andando.

Palacio Zurikaldai

El palacio, que se encuentra en Ugalde, se levantó en 1777, y a su lado una pequeña iglesia privada dedicada a Nuestra Señora de la Salud.

En un entorno idílico, este edificio tuvo vida en otro tiempo, cuando la familia Zurikaldai Otaola se dejaba ver por el lugar. Con ellos llegaban las criadas y criados, jolgorio y mucha expectación entre las vecinas y vecinos del lugar.

Según cuentan, “vivían a lo grande, con sus siete doncellas y sus carros tirados por imponentes caballos”. Eran dueños de muchos caseríos en el pueblo, tierras y montes. No se sabe si es leyenda o no, pero se dice que tenían tanto que anualmente talaban un monte de pinos con más de 40 años.

Los meses de mayo y de octubre eran de apertura y diversión para quienes eran más peques. En esos días se rezaba el rosario en la iglesia de la Virgen de la Salud, y al terminar a los más pequeños se les permitía jugar y corretear por todo el jardín del palacio. Muchos de aquellos niños y niñas no lo han olvidado; “nos lo pasábamos en grande”.

Las ovejas

Solo en Okondogoiena había más de mil ovejas en los años 40 del siglo pasado, y eso implicaba que hubiera mucho pastor. Algunos caseríos tenían rebaños de 200 cabezas.
Cada pastor tenía su zona, su corral para ordeñar, en Ganekogorta, etc. Casi todo el monte era comunal y estaba bien organizado el uso de la tierra.

Victor, o Blincos, como todos le conocen en Okondo, cuenta que en su caserío se hacía mucho queso, y lo vendían en los pueblos de los alrededores. “Padre iba con el burro a vender queso a Miraballes y traía aceite, azúcar y cosas que se necesitaban en casa”.
También tenían mucha manzana en los caseríos y esta también se vendía como fruta; no se hacía sidra. Además, había alguna vaca en casa que daba leche y se hacía huerta, pero la oveja era la que proporcionaba el sustento mayor.

De diciembre a marzo se estabulaban en los caseríos; era la época de parir.

Cuevas

Hay varias cuevas por Okondogoiena. A una de ellas se la conoce como la cueva del conejo, es la que está en el llano de Laburu, y ahí vivió en un tiempo pasado alguien a quien le apodaban ‘el conejo’. ¿La cueva tomó su nombre o él el de la cueva?.
Aretxarro y Mareazulo (Cueva de las Mareas) son dos cavidades próximas entre sí situadas en el entorno del río Mareazulo.

La Cueva de Marizulo, como se la denomina por los alrededores, es quizá la más conocida en Okondo, o la más sonada. Está en San Román, en el barrio Ugalde, “y tira agua a la altura de un castaño”. El acceso se encuentra cortado por la vegetación y es difícil de encontrar y acceder a ella si no se conoce bien el terreno.

Muy cerca a Mariazulo se encuentra Aretxarro. Se trata de una cueva de pequeñas dimensiones en la que trabajó José Miguel de Barandiaran en 1930 acompañado del secretario municipal de Okondo, entre otros. El eminente antropólogo y arqueólogo encontró en ella un cráneo y algunos otros huesos que describió como un enterramiento de fines del Neolítico. Hoy día estos restos óseos están desaparecidos.

Caseríos

El caserío Izaga es, probablemente, el caserío más destacado de Okondo por su antigüedad y belleza. Data de los siglos XVII-XVIII, y personas mayores de Okondogoiena cuentan que fue la casa del dueño de una herrería, junto al molino que había en la casa próxima.

Como otros caseríos de la época, el tejado es a dos aguas. Destaca el entramado de madera sobre la mampostería de su planta baja.

En Okondo hay otras muchas edificaciones que conservan elementos de los tradicionales caseríos. Olabarrieta, Olabeaga, Aspuru, el palacio Aretxaga o la torre Zudubiarte son solo algunos ejemplos de la importancia del valle en otro tiempo.

 

San Román

Además, te va a interesar descubrir...

01

Los pueblos

Los pueblos alaveses que necesitas conocer y visitar

03

De abuelas a nietas nietos

Las memorias del pasado en primera persona

04

Biodiversidad

A través de las fotografías de Xabier Ramos

05

Cronistas

Guardianes de recuerdos