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Una forma de disfrutar guiada por la memoria

Amurrio | Pueblos de Álava, de abuelas a nietas y nietos
De abuelas a nietas nietos

Margari Jauregui

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ENTREVISTA CON Margari Jauregui.

Mujercitas a los trece

Margari Jauregi nació en uno de esos caseríos de antes, en Aldaiturriaga, allá por el año 1937, con una guerra en ciernes. “Entonces, si encendías la luz de la cuadra se apagaba automáticamente la de la sala, y así se vivía”, recuerda de entre sus muchas vivencias de aquella otra época.

Eran siete en total, y como su madre murió joven, cuando Margari solo tenía doce años, las cinco chicas se fueron turnando en el manejo del hogar, y según se iba casando la mayor era la siguiente la que tomaba las riendas del caserío mientras el padre se ocupaba en el oficio de albañil, además del campo.

Amurrio | Pueblos de Álava, de abuelas a nietas y nietos. Álbum familiar de Margari Jauregui
Álbum familiar de Margari Jauregui

Sus dos hermanos varones pudieron estudiar, mientras ellas, a lo sumo, podían acceder a aprender a coser.

La vida no era fácil, pero nunca pasó hambre. El caserío les proporcionaba el alimento que en lugares más urbanos resultaba difícil conseguir.

Eso sí, todo lo prescindible salía sobrando. “De aquello aprendimos mucho, y hoy no nos faltan recursos para vivir con menos”.

Amurrio | Pueblos de Álava, de abuelas a nietas y nietos. Foto cedida por Asociación Aztarna
Foto cedida por Asociación Aztarna

Sin pisar un bar

Aún “viviendo con mucha economía”, no faltaron los momentos de ocio y algún que otro capricho. A veces iban a las sesiones de cine que se proyectaban en La Catequesis, y la fiesta que pisaban era ‘el baile’.

En verano había ‘comedias’, que no eran otra cosa que cuatro comediantes en la plaza del pueblo haciéndoles reír. Pero eran jóvenes, y hasta en las tardes de costura disfrutaban de la compañía de las otras aprendices. Hoy sigue sintiendo cerca a sus amigas, y cuando las encuentra por la calle se ilusiona.

Amurrio | Pueblos de Álava, de abuelas a nietas y nietos. Álbum familiar de Margari Jauregui
Álbum familiar de Margari Jauregui

Guarda con grato recuerdo las jotas que sonaban por los altavoces, los chicos pagando un real para poder participar del baile y ellas nada, y Posadas, el txistulari que las hacía danzar y danzar hasta acabar agotadas. Esa fue la juventud de Margari y de tantas y tantas mujeres de Amurrio, que no pisaron un bar hasta que no tuvieron novio formal y no llegaron a pasar del café con leche.

De los cerrojos a las lavadoras

A Tomás Arberas lo conocía desde siempre, del pueblo, y cuando se casaron, a comienzos de la década de los 60, él ya regentaba junto a su hermano Felipe una ferretería. “Me casé con 23 años porque él no tenía padres y hubo que hacer ‘el apaño’ antes. Salió todo bien. En mi época las cosas funcionaban, no nos separábamos tan fácilmente”.

En sus inicios, en la ferretería vendían poco más que cerrojos. “Se empezaba a cambiar la costumbre de cerrar las casas cruzando un simple palito”. Pronto se independizaron los dos socios y Tomás y Margari montaron su propio negocio en el centro del pueblo. En aquella primera lonja propia se revolucionaron las ventas.

Amurrio nunca había sido un pueblo esencialmente industrial, pero comenzaron a llegar algunas empresas importantes (Tubacex, Tubos Reunidos,…) y todo evolucionó de forma natural. La gente empezó a poner calefacción en las casas, llegaron la lavadora y otros electrodomésticos, había que hacer instalaciones para el butano, el agua, etc., y aquello supuso mucho trabajo pero también ingresos y un buen funcionamiento de la ferretería.

La vida me enseñó

Amurrio | Pueblos de Álava, de abuelas a nietas y nietos. Foto cedida por Asociación Aztarna
Foto cedida por Asociación Aztarna

Margari dejó de despachar a los 65 años, cuando se jubiló, pero le sigue gustando pasarse por la tienda y echar un rato allí con las clientas. Esa ha sido su vida, y aunque no tuvo ocasión de estudiar aprendió cómo hacer facturas y hasta las medidas de la fontanería y de la tornillería, que no son pocas.

Fueron testigos de la llegada de las grandes empresas a Amurrio, y de la evolución de las casas y de la gente: “no había estufas, ni ollas a presión o frigoríficos”.

Se había vivido siempre de otra manera, y de pronto había trabajo y las mujeres también empezaban a participar en la vida laboral, incluso después de casadas y de ser madres, cosa que “antes, cuando te casabas, tenías que dejar el trabajo o directamente te echaban”.

“La libertad es esa, si ganas tu propio dinero no tienes que aguantar a un mal marido; antes no quedaba otra que aguantar”.

Amurrio | Pueblos de Álava, de abuelas a nietas y nietos. Foto cedida por Asociación Aztarna
Foto cedida por Asociación Aztarna

Con las empresas llegaron también nuevos vecinos y vecinas al pueblo, más gente a instalarse, a vivir y a tener a su familia aquí.

La evolución fue general y Amurrio cambió definitivamente dejando atrás la vida de antaño, “cuando se vivía sobre todo del campo, que es algo muy duro”.

«Yo ta tengo cama»

Amurrio | Pueblos de Álava, de abuelas a nietas y nietos. Foto cedida por Asociación Aztarna
Foto cedida por Asociación Aztarna

Su vida ha transcurrido tras el mostrador de la ferretería, agradecida de la buena clientela que siempre ha tenido, criando a sus hijos y disfrutando después de sus nietos.

Nunca ha sentido el deseo de irse de vacaciones a ninguna parte, porque aquí lo tiene todo: familia, amistades y, como decía Tomás, también una buena cama.

“La gente se machaca trabajando para luego gastarlo en una semana de vacaciones o en salidas de fines de semana, para volver y no tener nada”.

Su nieta, Amaia, está deseando coger esos días libres y escapar a algún lado. La vida ha cambiado y mucho, también en este pueblo de Amurrio.

Amurrio | Pueblos de Álava, de abuelas a nietas y nietos

Margari recuerda cuando no cerraban la ferretería ni los domingos, porque había gente que acostumbraba a ir a comprar después de misa. Hoy los horarios son otros, más fáciles de combinar con el tiempo de ocio, y la vida se vive de otra manera.

La clientela también ha cambiado, “yo creo que a mejor, porque antes había mucha gente que tenía que pagar en veces”.

Lo importante es que estas dos mujeres, abuela y nieta, siempre encuentran en su mismo pueblo todo lo que necesitan para vivir.

Amaia, a la que nunca le ha interesado estar detrás del mostrador, teletrabaja para una empresa de Bilbao y no siente la necesidad de salir de Amurrio para otra cosa que no sea un tiempo de vacaciones.

Al igual que Margari, aquí tiene a sus amistades y a su familia, unos servicios que le facilitan por completo la vida y un entorno especialmente natural sin ser rural. Todo un lujo hoy en día.

Amurrio | Pueblos de Álava, de abuelas a nietas y nietos. Álbum familiar de Margari Jauregui
Álbum familiar de Margari Jauregui
Pueblos de Álava, de abuelas a nietas y nietos. Álbum familiar de Margari Jauregui
Antes, cuando te casabas, tenías que dejar el trabajo o directamente te echaban"

Margari Jauregui

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