Fuera de los muros del viejo pueblo, se expandieron las familias ricas en el siglo XVI que levantaron viviendas de gran belleza arquitectónica. Las impresionantes casonas resisten hoy en plena forma.
Un paseo por el barroco de la Villa y las casas-palacio que comienza en el Arco de Larrazuria y desemboca en la preciosa Plaza de La Paz, es una delicia.
Escudos de gran tamaño, labrados en piedra arenisca, lucen solemnes. Pertenecían a familias de alta alcurnia como los Ramírez de la Piscina, los Pobes, los Albiz, los Amurrio o los Zárate.
Verás que hay códigos QR por toda Labastida con explicaciones sobre los lugares más interesantes, como el palacio de los Paternina donde durmió Napoleón dos noches en una habitación rojo carmesí.