Es quizás uno de los miradores más bonitos de toda Rioja Alavesa. La subida a este monte mítico (1.277m) es un tanto exigente pero con la recompensa de una vista de cortar el hipo del Valle de Ebro, y una sorpresa: los restos del que fue un próspero monasterio.
La caminata de 9 km y bastante desnivel, se inicia en la ermita de San Ginés.
El Toloño siempre ha sido un lugar propicio a la contemplación y preferido por ermitaños, donde hace siglos habitaron los monjes de la orden de San Jerónimo. Quedó destruido en la guerra carlista y hoy, al contemplar sus magníficas ruinas, nuestra imaginación puede volar a la época medieval.