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Una forma de disfrutar guiada por la memoria

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De abuelas a nietas nietos

Trabajos Agrícolas

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Ser labrador antes del tractor

En la ronda de Peñacerrada, entre lo que fue la muralla y las eras donde se trabajaba la tierra, se ha dispuesto una exposición con aquellas herramientas que tanto usaron los hombres y mujeres alaveses. Largas jornadas para sacar fruto al campo, que hoy se explican a través de piezas de todo tipo, de gran valor y rareza, que cuentan la historia de la labranza.

El Museo Agrícola al Aire Libre ofrece un recorrido histórico a través de unas 200 herramientas que han llegado hasta aquí gracias a muchas donaciones procedentes de los propios labradores. Desde aquellas primeras layas con las que se resquebrajaba la tierra antes de sembrar, hasta la llegada del tractor a mediados del siglo pasado.

Una interesante colección de trillos, empacadoras o motores muy significativos dan cuenta de otro modo de existir en estos mismos pueblos.

Pueblos de Álava, de abuelas a nietas y nietos. Baraibar-Elorza. Photo-Araba

La familia

Tanto el hombre como la mujer han participado de forma intensa e intensiva en las labores del campo, aunque por lo general ellas no tenían poder decisión y mucho menos derechos de propiedad o de trabajo. Aun así, su labor era fundamental para sacar la cosecha adelante.

Los hijos e hijas se unían a la labor desde bien pequeños, a la vuelta de la escuela o cuando había demasiado trabajo, sobre todo cuando se acercaba el buen tiempo y la cosecha.

No faltaban advertencias del tipo: “lleva la guadaña con la punta para arriba”, “cuidado no te pinches por detrás”.

*Foto: A punto de comenzar la trilla. Photo-Araba.

Preparación de la tierra

La tierra necesitaba de la mano sabia que la limpiaba y ponía a tono para la siembra. De nada servía el trabajo si no se labraba y se echaba el abono adecuado.

Las layas son quizá unas de las piezas más vistosas, que recuerdan a aquellos años en que todo se hacía a mano. Después llegaron los primeros arados, algunos de los que se exponen son incluso de madera. Resultaba fundamental una buena pareja de bueyes, y en su defecto otros animales de carga para traccionar.

* Foto cedida por el Museo Etnográfico de Artziniega

Aperos rudimentarios

Layas, azadas, zarcillos, la sarda, el triguero o la angarilla para transportar la paja entre dos personas. Había muchos aperos, pero además era muy sencillo que estos pasaran de una casa a otra.

Con la ayuda del ganado se utilizaba el brabant, la rastrea, la gavilladora, el trillo o el carro de bueyes entre otros.

*Foto: Archivo Municipal Vitoria, E.Guinea. Agurain-Salvatierra hacia 1920

La siembra

El cereal se sembraba normalmente a brazo, distribuyendo las semillas ‘a voleo’ después de haber pasado el grano por el cedazo para limpiarlo y seleccionarlo.

En el caso de las habas, las alubias o el maíz, que se cultivaban en línea, la siembra se realizaba ‘a chorrillo’, dejando caer una hilera de semillas a lo largo de un surco marcado anteriormente, y que había que cubrir después.

*Foto: Sembrando patatas en siglo pasado. López de Guereñu. Photo-Araba.

Rogativas

Se trabajaba de sol a sol, y todos los miembros de la casa aportaban su granito de arena al fin común, que no era otro que la cosecha. Pero a menudo no era suficiente.

Para proteger los campos de las inclemencias metereológicas, bien fueran sequías o excesos de humedad, se hacían rogativas, procesiones en busca de ayuda divina.

*Foto: Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz

La cosecha

El cereal se segaba a mano, con la hoz o la guadaña, hasta que llegó la máquina segadora que aligeró considerablemente la labor. Se pueden ver piezas de gran antigüedad en el museo que hacen referencia al momento de la recogida: la máquina gavilladora, la atadora, la trilladora…

*Foto: Campesino alavés realizando una gavilla con cereales en el siglo pasado. López de Guereñu. Photo-Araba.

El trillo

La llegada del trillo fue fundamental para la gente del campo. Se utilizaban para separar la paja del grano y los había de varias medidas.

Los animales, caballos o bueyes, daban vueltas y más vueltas sobre la mies en la era hasta finalizar la trilla.
Solía ser habitual que los niños se subieran encima para hacer peso y conseguir mejor resultado.

*Foto: Labradores trillando con pareja de bueyes. López de Guereñu. Photo-Araba.

Trabajos Agrícolas

Los motores

Son quizá las piezas más preciadas en su momento. Se usaban en las trilladoras, también en las aventadoras y molinos cuando no había tractores.

En la exposición hay tres motores de petróleo, que mediante una polea hacían trabajar a las trilladoras, movían molinos y daban aire a las aventadoras que ayudaban a limpiar el grano.

*Foto: Photo-Araba

Y llegó el tractor

La vida cambió sustancialmente entre la gente del campo con la llegada del tractor, que permitía abarcar extensiones antes impensables de tierra para trabajar.

Supuso un antes y un después, el paso de una economía casi de subsistencia a poder producir cantidad para vender. Un cambio en lo social y económico que llegó a las tierras alavesas a mediados del siglo XX.

“Los agricultores utilizaban viejos sistemas en torno a los cultivos de secano y de patata, donde persista el barbecho y el arado romano. Un papel fundamental en la modernización del sector agrícola fue la Escuela Práctica de Agricultura o Granja Modelo creada por la Diputación. También creó un cuerpo de guardas para el cuidado y protección de las abundantes talas incontroladas de los montes”
La forja de una identidad
Paz Larrumbide

*Foto cedida por Severino Pinedo

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