La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, con su portada románica de transición y su torre y campanario neoclásicos, es la única del pueblo, y no es un templo fortaleza, como ocurre en la mayoría de las villas medievales amuralladas en Álava. Dentro hay varias joyas dignas de admiración como la cabeza de tres caras y una escultura con carácter demoníaco.
El retablo mayor es una maravilla renacentista, quizás uno de los más importantes de Euskadi de su estilo, donde toda la iconografía está dedicada a la virgen.
El coro con su sillería de nogal es precioso. Fue realizado por seis mil reales con cuatro nogales, y tiene una decoración de paisajes y arquitecturas sorprendente. El conocido escultor alavés Mauricio Valdivieso talló el relieve más importante, el de la silla central. Los Valdivieso a finales del XVIII tuvieron un taller de escultura de madera muy importante en la aldea de Payueta, y eran conocidos como “los santeros de Payueta”.
El relicario del Lignum Crucis es una cruz procesional donada por los Ramírez de La Piscina, otra familia ilustre de la zona con varios miembros enterrados dentro de la iglesia. Otra obra curiosa es el retrato de Fray Jacinto Martínez, un capuchino y teólogo de Peñacerrada que llegó a ser obispo de La Habana.