Breve historia
En el origen Salinas de Añana era un gran Océano. Eso fue hace la friolera de 7000 años. Cuando este desapareció, surgieron los manantiales que ascendieron a la superficie con aguas de carácter salino; hasta siete veces más que las aguas del mar.
La producción de sal comenzó en el Neolítico, pero fueron los romanos quienes crearon el paisaje de terrazas, canales y eras donde extraer la sal de la muera.
En el siglo XII, gracias al primer fuero otorgado al actual territorio de Euskadi, Salinas se convierte en Villa y los núcleos poblacionales se concentran alrededor del Valle Salado.
La sal era un bien muy preciado, capaz de generar enfrentamientos continuos por su monopolio. En el siglo XIX se creó la Comunidad de Caballeros Herederos de las Reales Salinas de Añana, que promovió un acuerdo con la Hacienda Real que supuso producir sal pactada y la ruina continua de las estructuras productivas del Valle Salado.
Tras el deterioro llegó la posterior reforma y reparación. La primera mitad del siglo XX fue de gran esplendor, dando paso a un posterior abandono con el inicio de un éxodo masivo de población activa a las ciudades.
En 2009 los salineros y las salineras constituidos en la sociedad Gatzagak cedieron la propiedad a la Fundación Valle Salado a cambio de cobrar todos los años un dinero por la salmuera, por sus derechos sobre el agua salada que brota de los manantiales.
Foto cedida por la Fundación Valle Salado.