Hombres y mujeres libres, dueños de sus derechos en plena Edad Media. El fuero de Berbea, Barrio y San Zadornil documenta, con independencia de sus inexactitudes cronológicas y anacronismos, cómo los campesinos de algunas aldeas de Valdegovía pelearon por su libertad frente a la intromisión del poder feudal.
Se presentaron ante el conde Fernán González, la condesa doña Urraca y el obispo de Valpuesta para ver confirmados sus antiguos derechos allá por los siglos X-XI.
Estaban exentos de pagar los impuestos sobre el homicidio, el fornicio y también la calda, un juicio en el que el acusado metía la mano o el brazo en agua hirviendo y si al cabo de varios días no tenía quemadura, quedaba libre de acusación.
Además, exigieron el poder de cazar y de prender vacas y puercos. El sayón regio, encargado de recaudar los impuestos del rey, tenía prohibida la entrada a sus aldeas.