Una buena masa hace un buen pan, y si es con harina de la de antes todavía sale mejor.
En Espejo lo saben. Allí la panadería de la familia Oraa lleva generaciones repartiendo el mejor pan. La barra de leña o la txapata son exitosas ahora, como antes lo eran las hogazas, y lo que nunca ha faltado en este mostrador han sido la torta txintxorros de manteca, las magdalenas o los bizcochos de yogur.
Y es que las modas van cambiando pero la esencia sigue siendo la misma.
Jaime y Maribel se han jubilado tras una vida dedicada al negocio.
Entonces no cerraban ni para comer, desde primera hora la puerta se abría al público mientras que en la trastienda transcurría la vida, escasamente privada, de la familia. Tras ellos, un sobrino ha cogido el relevo.