San Fausto impresiona. Su cuerpo incorrupto está en la iglesia del pequeño y bucólico pueblo de Bujanda, en frente de Antoñana. Abogado de la fertilidad y de las cosechas, en mayo empiezan las rogativas y la tapa del arca donde se guarda se levanta.
Tere Alda tiene las llaves, y las utiliza cuando es necesario, una misión que heredó al morir su suegra.