Aunque se puede llegar en coche hasta la zona del molino de Oteo, bien vale la pena el esfuerzo de ir a pie siguiendo el recorrido fluvial.
Apenas 3 kilómetros separan este hermoso lugar de Antoñana.
El salto de agua, también conocido como la cascada del río Sabando, es uno de los lugares más fotografiados del Territorio. Incluso cuando lleva poca agua resulta fotogénico.
Junto a la cascada se puede ver un molino en ruinas de escaso valor hoy en día, pero que en otro tiempo cumplió su función.
Bosques de encinas, robles y hayas, y algunos tejos centenarios envuelven este escenario en el que se recoge y cultiva la trufa.
El recorrido hasta allí, por la carretera que lleva a Sabando, se puede realizar a pie o en bicicleta sin dificultad.