El gran Edorta Lamo dice que su cocina es fuertemente local y que invoca a la personalidad, cultura y costumbres: el furtivismo, la montaña y el culto a la tierra.
En Arrea el comedor está forrado de madera -cómo no, estamos en Kanpezu- y los platos de caza son, ante todo, originales: La perdiz y su pata en eskabetxe de monte, la paloma con castaña y consomé, el corzo camuflau…
De jabalí, van sobrados en Arrea: el corazón o el jarrete, las hamburguesas, el txorizo y la costilla deshuesada y ahumada. El chef ha mamado la cocina campezana, su familia llevó toda la vida uno de los bares de la plaza del pueblo.
Arrea ya está en la Guía Michelin con una estrella.